Leon España:

No logro entender a mi país, a mi patria amada. La circunvalación de Haina, que antes era un símbolo de belleza y progreso, se ha convertido de repente en un depósito de maquinarias viejas que han destruido su encanto. Acepto que los negocios son negocios y que generan empleos, pero ¿a qué costo?

Lo que más me desconcierta es cómo, ante los ojos de ministros, senadores, diputados, alcaldes, regidores, militares, jueces, fiscales ambientales, autoridades de registros de titulación, el Tribunal de Tierras, asistentes del presidente de la República, medios de comunicación e influencers, las tierras propiedad del Estado Dominicano están siendo invadidas. Estas invasiones han creado focos de exclusión social, pobreza y miseria. Casuchas precarias de cartón, lonas, maderas y zinc viejo se alzan a ambos lados de la vía, sin servicios públicos ni sanitarios básicos. Y, al poco tiempo, estas mismas condiciones se usan como presión contra el gobierno. ¿Es este el juego sucio de la política?

En el trayecto de Haina a la Autopista Duarte, ¿todos los que pasan por ahí son ciegos? Parece que le exigimos a un presidente lo que, en realidad, es responsabilidad de todos.

Dejen los chismes de comadronas, los rumores de barrios, callejones y patios. Sean parte de la solución y no del problema. El presidente no puede estar en todas partes, ni resolverlo todo sin la ayuda de personas de calidad, de aquellos a quienes les duele su país.

Dejen de ser marionetas, dejen de actuar con mezquindad y chantaje. Sean parte del presente y del futuro, pero con honestidad, con amor por la patria y con voluntad de construir algo mejor.

Sean buenos siempre.