El Canto del RuiseñorEl Canto del Ruiseñor En el jardín donde el sol despierta, un colibrí danza entre luces y flores, su vuelo es un susurro que la vida alerta, como un canto ligero que trae nuevos amores.

Madrid España:

En el horizonte se alza el grito,
un eco lejano de tambores de guerra,
hombres valientes en combate bendito,
caminan hacia el duelo, enfrentando la tierra.

El viento acaricia la cara marchita,
cargando el aroma de sueños y amores,
cada paso un titán, en su pecho habita
la fe de un pueblo que en batalla se aflores.

Las banderas ondean, colores vibrantes,
unidos en lucha, marchan al unísono,
el frío del miedo se vuelve distante,
pues llevan en el alma su fervor divino.

La tierra resuena con el clamor del destino,
cañones que rugen, el cielo se tiñe,
como ríos de fuego que cruzan en camino,
la valentía arde, la esperanza se afine.

Desde el primer choque, el estallido cruel,
los guerreros se alzan, hombro con hombro,
cada golpe y cada herida es un grito fiel,
una historia forjada en el tiempo que asombro.

Y aunque la batalla es dura y voraz,
las almas resplandecen con la luz de la historia,
cada caída, un paso más hacia la paz,
cada lágrima, un testimonio de gloria.

Las voces del pasado resuenan en eco,
susurros de ancianos que vivieron el horror,
pero la nueva generación lucha sin miedo,
con el poder eterno de un profundo amor.

Las sombras se ciernen, mas nadie retrocede,
pues el fuego en sus corazones arde brillante,
en la fragorosa lucha, la esperanza se extiende,
y la victoria se asoma, rutilante y constante.

Como un río de furia, avanzan adelante,
la estrategia define, el destino se forja,
cada paso firme, un balance constante,
y en la pluma de héroes, la historia se sella.

El cielo se ilumina, un nuevo amanecer,
las luces tenues de un final anunciado,
después de la tormenta, la calma traer,
los ecos de combates que hoy son honrados.

Y así, entre escombros, brotan nuevas flores,
renacen las risas, se forjan las manos,
en la tierra herida, surgen nuevos amores,
los lazos se estrechan, los corazones humanos.

Cantan los gallos, en la alborada clara,
los hombres y mujeres, de pie en su suelo,
la historia redime la lucha amargada,
haciéndose fuerte ante el triste desvelo.

La victoria no es solo la ausencia del miedo,
es la fuerza en la unión, en la fe y el abrazo,
en cada voz que se eleva, en cada amigo,
reclaman su gloria, inmortal en el lazo.

Y aunque el eco de guerra sea fuerte y fiero,
los corazones valientes no cederán jamás,
pues en cada batalla, en cada sendero,
la luz de la victoria brillará sin paz.

Así concluye la historia de lucha y valor,
en cada espíritu fuerte, en cada corazón,
la guerra siempre duele, pero florece el amor,
y de las cenizas surge la vida en canción.
ATT: WENDY SANTIAGO

×